MININOS: PARTE I.
11:29Ay mis pequenos, cuanto los quiero…
Aquí los teneis, mis dos bichos, mis nenos, mis cositas, mi magato y mi neni, Auron y Akira.
Son dos bolitas de pelo que llenan mi vida y la de muchos que me rodean. Nos queremos, jugamos, reñimos, peleamos y nos damos mimos. Mucha gente no puede comprender el amor hacia los animales (ya sea un gato, un perro, una iguana o un hámster), pero es algo que hay que vivirlo para sentirlo.
De pequeña nunca me dejaron tener animales. Mi madre siente pavor por cualquier bicho y lo único que me permitía era tener peces. Hasta que un día se cansó de que los explotara de tanto darles de comer y se acabaron también los peces… Lo único que me podía permitir eran los perros de mis abuelos y mis tíos que estaban en la finca. Pero eso nunca mermó mi amor por ellos (menos mal que a mi padre también le encantan y algo pudimos hacer, XD). Pero no fué hasta que me independicé que pude tener bicho propio, jejejeje.
Fué todo gracias a J. Nos fuimos a vivir juntos y siempre quisimos tener un gato, pero como siempre tengo algo que decir, el gato no llegaba. Que si primero tenemos que ahorrar un poco…. Que si es mucha responsabilidad… Que si hay que pagar el veterinario… Hasta que un día J. se cansó y fué a buscar a la nena.
Tuvo una llegada un poco intempestiva: se perdió por el camino antes de llegar, pero llegó sana y salva. A J. se le escapó de los brazos de camino a casa y la pobre se escondió debajo de un coche. Vaya lio para sacarla!!! Pero al final llego a casita, con mami… Vaya nochecita que nos dió!!! No dormimos ni un solo minuto, porque la pequena no dejaba de llorar. No había nada que la consolara y se nos caía el alma al suelo. Pero después de pasarse toda la noche llorando metida en nuestra cama, con mimos por doquier, el día siguiente fue como la seda. No volvió a llorar nunca más, pero la consecuencia es que ,a día de hoy cinco años después, viene a dormir todos y cada uno de los días conmigo a la cama, las dos abrazaditas toda la noche.
El nombre de la nena salió por casualidad. No teníamos ni idea de cómo llamarla, hasta que un día llego N. y dijo: “porqué no le llamais Akira?”. Y nos encantó. No sabíamos de dónde lo había sacado ni que significaba ni nada, pero nos gustó. Y así quedó. Akira. Tiempo después descubrimos que el dibujante de Songoku se llama Akira, gracias a un gran amigo que, aparte de ser un gran feak, es como una biblioteca andante. Aún a día de hoy E. se mete con nosotros porque le pusimos a la gata nombre de chico!!! XD.
Ella es todo amor y cariño, todo mimos. Sea quien sea. No le tiene miedo a nadie. Tú déjala que te huela un poco y ya seréis amigos para siempre, XD. Akira llegó siendo un bebé y desde el primer día siempre estuvo rodeada de gente, de ruido, de fiesta, así que ella no se asusta de nada ni de nadie. Puede venir un equipo entero de fútbol, que ella ni se inmuta. Todo el mundo se queda sorprendido de lo sociable que es. Le encantan los mimos, darlos y recibirlos, y se pasa el día ronroneando (o "curureando", como decimos en casa)a todas horas, no hace falta ni que la acaricies. Hay veces que tiene tantas ganas de que le des un mimo, que simplemente se pone a tu lado y empieza a ronronear de una manera… Además se oye en toda la casa!!!
Ella no es la mas bonita. Me acuerdo que cuando J. la trajo de dije: “que fea, no la quiero…no me gusta nada…”, pero sin duda es súperinteligente. Se sube a cualquier lugar para escapar de Auron, para hacerlo rabiar, come langostinos cocidos mojando la patita en mayonesa, sabe abrir puertas que están sólo batidas y la cabrita aprendió a abrir la nevera y las alacenas. Sabe que cuando quiere comer algo de un sitio por donde no le pasa la cabeza, usa la pata para mojarla y después se la chupa. Le gusta morder el boli mientras yo se lo agarro y hacer garabatos en las hojas y ya ni os cuento su obsesión por los regalices… Sí, esos regalices de chuche. Pero no unos cualquiera. Tienen que ser esos marrones con relleno verde y sin pica pica. No se los come, solo juega con ellos. Se lo tiras por el pasillo y sale rápida como el rayo detrás de el para traértelo en la boca, dejártelo en los pies o en la mano y que se lo vuelvas a tirar. No me creereis, pero tengo testigos, XDDD.
Es lista y obediente. Sabe cuando ha hecho algo mal y aprende muy rápido. Si papi la sienta el el colo para reñirle, se queda inmóvil y hecha las orejas para atrás, como si mostrara arrepentimiento.
Es un encanto… Pero qué os voy a decir yo de mi nena???
Luego llegó Auron..
Lo encontramos un día que veníamos de tomar algo. O del súper. Ya no me acuerdo. Recuerdo que estaba debajo de nuestra moto, llorando, temblando, muerto de miedo. Nos acercamos y nos miró con esa carita… Con esos ojazos… No pudimos resistirlo y lo subimos a casa.
Tan pronto pasamos por la puerta, Akira soltó un bufido que podía oirse a 50 km a la redonda y el pobre Auron escondido en los brazos de J. Le dimos agua, comida, le pusimos arena y lo acostamos en una mantita en una habitación para él solo. Estaba destrozado… Tenía varias costillas rotas, la pata trasera partida, no había comido en días y estaba magulladísimo. Los primero días no se movió. Yo creo que ni comió.
Akira no lo podía ni ver. Cada vez que pasaba cerca de el se dedicaba a bufarle continuamente. No nos lo podíamos quedar. Dos gatos, ni de broma. Ya nos llega con la que tenemos. Pero fueron pasando los días y el gato se fue recuperando. Ya teníamos incluso quién lo adoptara, pero de repente, le pusimos nombre: Auron (el nombre se lo debe a un personaje del Final Fantasy X. Me encanta ese juego y ese nombre. Si, somos unos frikis, lo sé, XD). Y el gato se tuvo que quedar.
Al principio tenía miedo de todo, de la gente, de la música, de los ruidos e incluso de la tele. Sabe Dior lo que ha pasado este bichiño. Aún a día de hoy no es muy sociable que digamos, y cada vez que viene alguien a casa que no conoce, se esconde y como si no hubiera gato.
Auron era supertranquilo… Una manta, todo el día tirado, recibiendo mimos… No hacía más que dormir y comer. Podías hacer con él lo que quisieras: levantarlo, acostarlo, darle vueltas… Ni se inmutaba. Era un gato súpertranquilo.
No sabíamos nada de él: ni cuántos años tenía (a día de hoy sólo tenemos una aproximación), si tenía vacunas, si estaba capado, nada!!! Pero un día se puso de celo y vaya liadas… Que mal lo pasamos… En esto que estábamos buscando un momento para llevarlo a capar, va el muy cabrón y deja preñada a Akira. Y eso que los teníamos casi siempre separados!!!! La nena se empezó a poner goooorrrrrda y cansada y la llevamos al vete...
Seguiré contándoos más cositas en próximas ediciones de "Mis gatos, material para una película".
Un besazo enorme.
1 comentarios
Oh my cat¡¡¡¡ Con lo que quiero yo a mis canijos por dios¡¡¡
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